REHABILITACIÓN DE UN EDIFICIO DE VIVIENDAS EN EL CASCO HISTÓRICO DE TOLEDO
Situado en la calle Plata nº 19. Forma parte de la manzana delimitada al norte por el Callejón de Menores y al sur, y acceso al inmueble, por la Calle Plata.
Integrado en el sector 6 de Plan especial del casco histórico de Toledo, delimitación del área de rehabilitación expediente 45-4ª-0-005/00 sector 6
NIVEL DE PROTECCIÓN “E”.
Art. 1.5. _Edificios con valor patrimonial individual.- PECHT - Catalogado con nivel “E”, “ que garantiza la conservación de los elementos singulares que justifican la inclusión en este régimen”.
Identificación catastral: 26288-01 Toledo.
Rehabilitación integral de casona para nueve viviendas.
En Toledo, en la peña de su casco histórico, cada edificio, cada calle habría recibido su fisonomía particular; por lo que a la masa impresionante del Alcázar le conjugarían siluetas más ligeras, más escuetas, más misteriosas, como las espigas de las iglesias o la torre de la Catedral, cuyas cubiertas y entrepaños, entre las techumbres de casas y palacios, se elevan esbeltas, respondiendo acaso a una función ritual.
El emplazamiento y el programa determinaron el tema central del proyecto por sus relaciones y contradicciones con el entorno existente: la condición clásica del edificio se contradecía con la intención primordial de dotar a la intervención de un espíritu de actualidad formal y funcional, respetuoso con el pasado de la edificación, pero respondiendo a través de la arquitectura a las necesidades que el futuro habitante vaya a plantear, con criterios de racionalidad, luz, función. Se plantea pues acometer la reforma del edificio con un carácter claramente contemporáneo, considerando la presencia en el entorno de edificaciones hoy públicas, palaciegas, conventuales o religiosas, como elemento dominador por la fuerza de su imagen.
Los primeros esfuerzos se centraron en la consideración del proyecto como algo independiente del entorno, pero vinculado a ambos como referencia visual. Sin embargo, cualquier tentativa de separar edificio, entorno e intervención dejaba una estrecha franja de movimientos, formales y funcionales, al considerar estas premisas como algo inherente a la ciudad.
Esta lectura como orientación artística quedaría coja si no contase, para poder ser recogida entre las premisas del edificio propuesto, con la referencia histórica y compositiva del edificio.
Presentada como casa patio, mantiene pues la tipología típica de la casona toledana en cuanto a distribuciones y características constructivas.
MORFOLOGÍA CONSTRUTIVA.
Entre las posibles morfologías constructivas de los edificios de esta naturaleza, se pueden diferenciar dos grandes grupos: el primero, que engloba edificaciones predominantemente rurales con pocas alturas, donde a veces el entramado de madera se manifiesta claramente en fachada y donde también se dan estructuras mixtas combinando aquél con muros de piedra, ladrillo o adobe, y el segundo que corresponde a la construcción urbana en que se pueden alcanzar hasta diez alturas de edificación- entre sótanos, plantas intermedias y buhardillas.
El edificio que nos ocupa responde a la siguiente tipología: muros paralelos a la alineación exterior, de fachada, crujía y testeros. Y muros perpendiculares a los anteriores a los que arriostran: muros de medianera, cerrando el perímetro y muros de traviesa, cerrando patios y caja de escalera. Esta estructura de paños verticales se completa con paños horizontales o inclinados: forjados de carreras de madera y armaduras de cubierta (cubiertas de par e hilera también llamadas parileras).
En todo este conjunto de planos formando una estructura hay que diferenciar el muro de fachada del resto. En efecto, el muro de fachada es de piedra o ladrillo o combinación de los dos en planta baja tanto en fachada al callejón de menores como a la calle Plata. A partir de primera planta este muro se transforma en un muro entramado de madera con relleno de cascotes, ladrillería o yesones al igual que ocurre en las crujías interiores y patio.
Es también típico de esta morfología que el muro de fachada se caracterice por su gran espesor en planta baja. El muro interior de la primera y segunda crujía aparentemente es también de mampostería en planta baja transformándose en muro entramado en plantas superiores claramente de sección mucho menor. Los muros superiores están basados en un entramado de madera formado por pies derechos, carreras y sobrecarreras, con sus elementos auxiliares de reparto de esfuerzos. Los vacios entre las piezas están rellenos con fábrica de ladrillo, mampostería o yesones. Las uniones entre sus elementos estructurales están confiadas a los diferentes tipos de enlaces entre piezas de madera –botón botonera, quijera o tenaza etc.
Los muros de fachada, en planta baja, de aparejo mixto “ piedra y ladrillo”. Los forjados están constituidos por viguetas de madera con rellenos diversos en el entrevigado (yesones o enrripiado de tablas) Los forjados de planta baja tienen sus extremos apoyados en el muro de fachada y patio de piedra y ladrillo y en jácenas o vigas principales de madera en su parte interior (patio). Las vigas de madera o carreras apoyan sobre los pies derechos sobre una pieza a modo de capitel “zapata”.
Hasta la aparición del hierro la madera ha sido el único material disponible capaz de trabajar con eficacia a flexión. Para la formación de pisos era preciso escoger entre soluciones abovedadas o forjados de madera.
Es lógico que la solución leñosa haya sido empleada mayoritariamente al liberar a los muros de la necesidad de soportar los empujes originados por la bóvedas, que se dejaban para los sótanos o plantas bajo rasante con la doble función de ser el espacio aislante respecto a las plantas superiores y a su vez bases de la fundación del edificio.
Respecto a los forjados de la planta primera, segunda y tercera, estos son de carreras horizontales próximos entre sí, de muro a muro o de muro a jácena principal de madera. En el caso de grandes luces, para evitar el empleo masivo de grandes escuadrías, siempre más difíciles de encontrar y montar, se recurría a colocar estas no próximas, sino distanciadas de trecho en trecho, como si de muros auxiliares se tratase, generalmente en este caso se recurría a jabalcones para contrarrestrar esfuerzos, con lo que vuelve a ser posible el empleo de escuadrías menores, apoyadas sobre aquellas que a su vez apoyan sobre muros o zapatas sobre pies derechos de madera. Es por tanto posible encontrar soluciones de hasta tres órdenes distintos de viguería.
El edificio propuesto cuenta con un programa que de modo esquemático es el siguiente: lo componen nueve viviendas con superficies en torno a los sesenta metros cuadrados de media útil, tratados como espacios para el alojamiento habitual de aquellos cuyas necesidades no sean sólo las de vivienda, sino que busquen criterios de calidad, confort y exigencia en su hábitat cotidiano, pretendiendo ofrecer una amplia gama de posibilidades para el residente. El objetivo del proyecto es la formulación estas contradicciones, combinación de historia y racionalidad, belleza del contenedor frente a la funcionalidad del contenido, síntesis entre formas asentadas por el paso de los siglos, de estéticas eternas y clásicas, con el uso de materiales, técnicas y modos de habitar que se formulan desde lo contemporáneo, con un sentido desarrollado de lo funcional, un gusto acentuado por la búsqueda de planos de luz y espacios diáfanos y útiles. La unión y la continuidad de las diferentes estancias, tanto dentro de los apartamentos como en las zonas comunes del edificio a rehabilitar, se basa no sólo en la inevitable coherencia de dimensiones y módulos, sino también en la pretendida y quizás lograda uniformidad y contundencia de unos materiales y métodos comunes que son premeditadamente racionalistas, austeros y eficaces, y que se exhiben desnudos en todo el conjunto. Su aspecto es uniforme y continuo, y su traza se adapta a la composición espacial estructural a la edificación preexistente, tanto en su interior como en sus fachadas.
A la vista del programa presentado y del planteamiento conceptual en que se basa, se ha proyectado una rehabilitación concebida como reestructuración de la edificación existente, gracias a una serie de módulos de residencia cuyo esquema funcional corresponde a la búsqueda de soluciones, sencillas conceptualmente, que proporcionen, al mismo tiempo, la rotundidad y la solidez que requiere una intervención racional y funcional de esta índole.
Se busca así una arquitectura actual, tanto en lo tecnológico como en lo estrictamente formal, concebida no sólo como habitáculo donde desarrollar una serie de funciones necesarias, sino como ámbito en el que realizar actividades que vayan desde lo cotidiano a lo excepcional, huyendo de fórmulas establecidas y de actitudes miméticas que tan raras veces llegan a dar resultados positivos. En este sentido, se entiende la arquitectura como generadora de espacios donde vivir y, en este caso particular, con la dificultad añadida de relacionar las distintas formas de uso que han de darse con el formalismo estético del edificio que las alberga. El aspecto fundamental que busca nuestra intervención: vivir, disfrutar de un hábitat privilegiado, conversar con el entorno. Se ha pretendido un edificio que funcione, que se convierta en contenedor de usos y actividades cotidianas diversas e individuales, lo suficientemente moldeable como para adaptarse a los inevitables cambios que en el funcionamiento de las residencias se producen, sin que ello suponga modificaciones sustanciales en su concepción y tectónica iniciales.
Plantas rotundamente ordenadas y sencillas, alzados esquemáticos que esconden secciones ágiles, arquitectura que pretende dar a cada espacio la altura necesaria; volúmenes en materiales homogéneos, blanquecinos, neutros, contrastando con los tonos ocres del entorno y los azules intensos del cielo castellano.